Una mansión en el desierto, el líder de una banda terrorista internacional, los Seals, el Pentágono. Parece el perfecto argumento de típica película americana, de esas que tan poco gustan por Europa: las de exaltación patriótica exacerbada del país de las barras y estrellas.
Ni el mismo Jack Bauer (24) hubiera firmado mejor el episodio final de la cruzada contra Bin Laden, helicópteros incluidos.
Mientras se lleva a debate si mostrar o no el cuerpo de Bin Laden por parte de la Casa Blanca, el mundo intelectual se pregunta si no hubiera sido más democrática otra vía.
Ya se hecho público que Bin Laden no estaba armado cuando irrumpieron en su mansión, la del millón de euros, pero que, aún así, puso resistencia. Tuvo que ponerse muy fea la cosa para matar a sangre fría, por mucho que fuera un asesino, a un hombre desarmado.
Hubiera sido ejemplarizante la otra vía, la democrática. Un proceso judicial democrático contra Bin Laden hubiera sido todo un avance y un hito para la humanidad pero sobre todo para la sociedad norte americana, preocupada más de venganza sangrienta que de otra cosa.
Las imágenes de miles de personas en ciudades como Nueva York celebrando el asesinato de Bin Laden llaman a la reflexión. Voces críticas se preguntan si lo más indicado no era guardar respeto por las victimas con oraciones u homenajes.
Además, en elpais.com podeis leer un interesante artículo sobre los proyectos que tiene Hollywood basados en Bin Laden. Aquí
* estas dos opiniones son solo dos ejemplos
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